domingo, 30 de junio de 2013

Entrevista a Michael Jordan


 
 


PREGUNTA. ¿Recuerda su primer tiro, su primera canasta?
RESPUESTA. No exactamente, tengo muchos recuerdos de cuando empecé a jugar, que sería con doce años y luego cuando luché por entrar en el equipo del Instituto y ahí supe que en la Universidad quería jugar en el equipo, y la verdad es que no me fue mal. De pequeño intentaba pasármelo bien.

P. Sus hijos empiezan a despuntar y muestran ciertas aptitudes. ¿Ser un Jordan es una presión añadida para ellos?
R. Presión extra porque todos esperan que hagan lo mismo que hacía yo, y no es justo para ellos. Afortunadamente les va bien, disfrutan mucho con el baloncesto.

P. ¿Les enseña sus trucos?
R. Me encanta verles jugar y jugar con ellos cuando podemos. Mi trabajo es ayudarles en todo lo que yo pueda y a veces pruebo a enseñarles cosas, pero sin pretensiones. Amíme encanta verles jugar, disfruto con ello.


P. Desde su retirada con los Bulls, se empezó a buscar insistentemente al nuevo Jordan, ¿cómo ve usted esa búsqueda?
R. Está claro que puedes ver similitudes en el juego de algunos jugadores con elmío, pero eso es algo natural porque han crecido viéndome jugar como hice yo con el Dr. J. No me gustan las comparaciones, creo que sólo hay un Michael Jordan y cada uno debe esforzarse al máximo por desarrollar su juego.

P. ¿Y hay alguno que merezca heredar su trono?
R. No sé, hay muchos jugadores buenos que destacan: LeBron o Kobe Bryant entre otros.

P. En su afán de perfeccionamiento y de ser el mejor, ¿era de los que se quedaba horas y horas extra ensayando su tiro incluso en los días de descanso?
R. Desde siempre me esforcé al máximo por mejorar y me he dedicado mucho al baloncesto, mi gran pasión. Todos los días hacía sesiones extra de perfeccionamiento de tiro con ejercicios de secuencias y la verdad es que creo que dio su buen resultado.

P. ¿Recuerda algún consejo que le marcara especialmente y le sirviese a lo largo de su carrera?
R. Sí, claro. Me quedo con las sabias palabras de mi entrenador nador en la Universidad de North Carolina, Dean Smith. Me dijo: “Michael, nunca podrás cumplir las expectativas de los demás, has de esforzarte en cumplir tus metas, sólo entonces serás feliz”.

P. ¿Y logró cumplir sus metas?
R. No es que las cumpliera, es que las sobrepasé de una forma increíble. Jamás soñé con llegar donde he llegado.

P. Cuando usted ya era una estrella y estaba claro que era el mejor jugador, ¿qué le motivaba?
R. Siempre pensaba que habría alguna persona en la grada que era la primera vez que me veía jugar en directo y simplemente no quería defraudar a esa persona ni amis fans ni ami equipo.

P. ¿Era duro estar mentalizado?
R. Yo simplemente me esforzaba al máximo en cada partido y quería asegurarme de que todos aquellos que alguna vez habían oído algo de Michael Jordan supiesen que era verdad.

P. De todo sus tiros míticos, ¿con cuál se queda?
R. Sin duda con aquel último tiro ante Utah (con el que gana su sexto anillo) y aquel ante Georgetown con North Carolina que nos valió un título universitario.

P. Usted ganó un oro olímpico en 1984, otro con el Dream Team, seis anillos de la NBA, incontables galardones. ¿Qué piensa ahora que en los últimos años la selección cosecha malos resultados y que equipos NBA pierden ante equipos europeos?
R. Está claro que cada día Europa es mejor y sigue mejorando aunque seguimos teniendo grandes jugadores en Estados Unidos.

P. ¿Cómo le gustaría que le recordasen en el futuro?
R. Simplemente como una persona que disfrutaba al máximo jugando al baloncesto.


P. ¿Fue un problema ser una estrella?
R. Tuve que habituarme, ojalá a veces pudiese pasar un poco más inadvertido, pero la verdad es que no me ha importado y siempre he podido disfrutar de la vida.

P. Además de ser el mejor, usted era un icono, un modelo a seguir. ¿Eso era presión extra?
R. Sí. La gente venía a verme jugar y esperaba un gran partido, pero creo que más que presión yo me lo tomaba como un desafío constante para ser el mejor, un reto y como una muestra de respeto.

P. Cuando anunció su regreso a las canchas con los Wizards, dijo que tenía una pequeña herida que no le dejaba de picar. ¿Le queda algo por demostrar?
R. Ya no. Jugué a tope cada partido de mi vida hasta vaciarme y hasta asegurarme que ya no me dejaba nada por detrás.

 Como pueden observar a Michael Jordan le ha costado mucho superarse a si mismo, y lo de ser famoso no es tan fácil como se ve en las películas

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